Simulación clínica en tiempos de Covid
Resumen
El 2020 se podrá definir, como el año más retador que han tenido las Instituciones de Educación
Superior (IES) en su historia. Nunca se había tenido una contingencia que arropara a todos los niveles
educativos por igual, sin distinción de grado de escolaridad o de su categoría como entidades públicas
o privadas, o su carácter rural o urbano.
Las acciones emprendidas desde las IES han estado atravesadas por un sentimiento proactivo y se han
dado a la tarea no solo de entender la solución, sino además de intervenir como parte integral de ella.
Transcurrido unos meses de pandemia, nadie tenía claridad respecto a cuánto duraría ni cuál sería su
alcance. Previendo lo que “podría pasar”, los distintos sectores comenzaron a replantear sus
estrategias ante este nuevo escenario y a buscar alternativas, temiendo que sus consecuencias
extrapolaran el ámbito sanitario. Hoy vemos que el Covid-19 está provocando transformaciones no
sólo en las relaciones interpersonales, vida cotidiana y actuar político y social, sino también en las
formas de enseñar y aprender.
La seguridad del paciente durante los períodos de aprendizaje fue una constante impulsora de las
técnicas de simulación y del desarrollo tecnológico de los simuladores, a lo que se suma la seguridad
del participante en éste tipo de simulaciones virtuales aunque desarrolladas incluso antes de la
pandemia.
Los tres aspectos que hacen a una simulación como de alta fidelidad o realismo: combinar la
tecnología del simulador y otros elementos (simuladores de pacientes, aparatología, etc.) con un
escenario realístico (lugar físico, maquillaje, sonidos, olores, etc.) y un guion verosímil actuado de tal
forma que recreen psicológicamente un caso real. Faltará en esta etapa el tacto, pero sin dudas
explotaremos los otros sentidos.
Para las carreras de la salud, la forma más eficiente de aprender es a través de la “experiencia del
estudiante”, aprender haciendo, el contacto con pacientes y la resolución de sus problemas, para lo
cual las prácticas clínicas son fundamentales. Hoy las restricciones propias de la pandemia han
impedido el desarrollo normal de estas prácticas y los establecimientos de educación superior han
debido buscar alternativas innovadoras y eficientes.
Stephen Hawking decía que la inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios, se trata pues de
ser inteligentes adaptando nuestras propuestas de formación a la nueva situación planteada por la
emergencia COVID-19